Bailando la vida
Hace unos años, cuando tenía 25 años, di un giro a mi vida. Después de una larga trayectoria como terapeuta, decidí empezar un nuevo camino como profesor de baile. No sabía en ese momento que mi trayectoria terapéutica continuaría, pero de una forma diferente. Ahora, la terapia era el baile.
Desde que empecé ese camino, mi vida ha cambiado radicalmente. El baile ha sido una forma de terapia, una herramienta para desconectar de todo y reconectar conmigo mismo. Podría escribir un libro sobre todos los beneficios que aporta el baile, porque hay muchos. Y no sólo lo digo yo, son muchas las personas que han pasado por la escuela y me siguen diciendo lo mismo.
Para mí, "bailando la vida" tiene un significado profundo. Es un reflejo de todo lo que he aprendido y experimentado a lo largo de los años. Bailando la vida es conocerse a uno mismo, es descubrir nuestro mundo interior, cómo gestionamos nuestras emociones, cómo tomamos decisiones, cómo nos exigimos y cómo nos damos cuenta de nuestras creencias limitantes.
Es también aprender a poner límites, a ser conscientes de quiénes somos y de lo que queremos, a vivir en el presente, en el "aquí y ahora". En definitiva, bailando la vida es cómo vamos trampeando las emociones, cómo las sentimos y cómo las dejamos fluir. Es como un baile constante con nosotros mismos, con nuestras emociones, con nuestros sueños y retos.
Bailando la vida es un viaje, un camino de crecimiento, un proceso de constante evolución. Y cada día, cuando me muevo al ritmo de la música, recuerdo que el baile es, al fin y al cabo, una forma de vivir plenamente.